#H01. Arpía: Nuestros Maestros Individuales
(El Demonio que nos Conduce Hacia Adelante)

Una Arpía es la fuerza conductora detrás de los problemas de un individuo. Es el demonio privado de un individuo que lo conduce implacablemente. No le permitirá tener medida alguna de satisfacción en lo que él haga, ni le permitirá descansar. Un ejemplo de una Arpía podría ser la necesidad de un individuo de tener éxito... aquello que lo conduce a beber... aquello que el individuo teme... aquello que el individuo odia. Nos recuerda la ley: Un Individuo se volverá las cosas que él odia y caminará hacia las cosas que él teme. 

Las arpías son reales en el sentido en que, dentro de la ilusión del Hombre, todo aquello que es real para él permanece real hasta que se pruebe lo contrario. Las arpías vienen en muchas formas para muchas personas. Para algunas personas, las arpías son una persona real; para otras, las arpías son sólo un concepto, una idea que no le permitirá descansar; una fuerza conductora (vea la Fig. #1). 

Nunca es más evidente el hecho que la Arpía es a menudo una verdadera amiga para el Hombre que durante el tiempo intermedio del individuo. Como sabemos, si un individuo está experimentando su tiempo intermedio, entonces él está en proceso de morir. Si, durante el proceso, el individuo se niega a dejar sus lazos a los juegos que pertenecen a la vida que está acabando, los Maestros del OtroMundo serán vistos como demonios y Arpías que lo plagan con experiencias que están, en y por sí mismas, diseñadas para ayudar al moribundo a hacer más fácil el traslado de una vida a otra. 

Los Acontecimientos A del tiempo intermedio pueden ser de ambas clases, muy asustadores o muy pacíficos, dependiendo de la buena voluntad del individuo para dejar los lazos a los juegos que pertenecen a la vida que está terminando. En cualquier caso, independientemente de si el individuo se niega a dejar los lazos a los juegos de su vida que esta terminando, o si el individuo deja de buena gana los lazos a los juegos que pertenecen a la vida que está terminando, él encontrará  Maestros de OtroMundo. 

Aquí viene una diferencia grande para el individuo que está en proceso de morir. Si él deja de buena gana sus lazos al juego que pertenece a la vida que está terminando, él verá la imagen de sus Maestros de OtroMundo bajo una forma amistosa. La forma o el personaje dependerán de la naturaleza de la espiritualidad del Individuo. El Maestro de Otro Mundo podría venir en la forma de un padre, un pariente, un viejo amigo, un nuevo amigo, o, alguna imagen que pertenece a la religión del Individuo. 

Independientemente de la forma que tome el Maestro de OtroMundo, el individuo será llevado, o colocado, en el camino que lo llevará de su vida presente a su próxima vida, bien sea que la próxima vida esté en el mismo nivel que la última vida, o esté en un nivel de experiencia totalmente diferente. En cualquier caso, el individuo moribundo sabrá, dentro de él, cuándo se aproxima a La Puerta-Doble que le lleva fuera del tiempo intermedio, hacia el próximo nivel de experiencia. Para algunos, esta Puerta-Doble viene en la forma de una puerta. Para otros, viene en la forma de un puente que tiene un punto de no retorno,  un lado del punto de no retorno reside en el tiempo intermedio y el otro lado del punto reside fuera de la ilusión de su vida que está justamente terminando.  

Sin embargo, si el individuo se niega a dejar sus lazos a los juegos que pertenecen a la vida que está acabando, los Maestros de OtroMundo serán vistos como demonios y Arpías que lo plagan con experiencias que están, en y por sí mismas, diseñadas para obligarlo a liberarse de sus lazos a los juegos que pertenecen a la vida que está en proceso de terminar. Puede decirse que este tiempo intermedio es, de hecho, un infierno de sueños. 

Durante este tiempo en el infierno de sus propios pensamientos, de su propia creación, de sus propios sueños, las leyes de una nueva realidad toman posesión. Mientras es verdad que el individuo ve sus Maestros de OtroMundo como demonios y Arpías, en verdad, ellos no lo son. Dicho simplemente, las formas de su imagen vienen de la propia mente del individuo. Ellos asumen la imagen de los miedos del individuo, de los odios del individuo, y, de los deseos del individuo. 

En la medida en que el individuo es forzado lentamente a cambiar, dejar las ataduras a los juegos que pertenecen a la vida que está en proceso de terminar, debido al horror de la experiencia del tiempo intermedio, él no ve este cambio como un proceso de crecimiento; al menos, no al principio. 

Debe recordarse que el individuo agonizante está en un tipo muy especial de infierno, aunque sea un infierno de su propia creación. Es debido a las experiencias tipo-infierno que se ve forzado a experimentar, que él ve el cambio que está teniendo lugar en él como un proceso en donde las Arpías del tiempo intermedio están conduciéndolo hacia los mismos demonios de sus miedos, demonios que siempre le están arrancando una parte de su mente [la memoria de eventos y personas especiales está perdida], una parte de sus sueños, una parte de sus recuerdos, y, así, una parte de su vida. 

Sólo hasta el final de su infierno del tiempo intermedio el individuo viene a comprender que aquello que él pensó que era arpías y demonios eran, en realidad, amigos y/o seres espirituales que estaban en proceso de enseñarle cómo dejar atrás la vieja vida.