#C06.
Condenación: La Raíz del Rechazo
(El
camino hacia un infierno auto-impuesto)
La Condenación es el proceso de expresar, silenciosamente o a otro, el juicio desaprobador de la conducta, actitudes o puntos de vista de otros. Ha sido escrito: condenar a otros por su camino escogido en la búsqueda de la sabiduría es condenarse a sí mismo. Por lo que sea, esto ha sido rebatido: ¡cómo es posible perdonar o aceptar a una cosa tan estúpida, tan negativa!. Luego, quien de verdad busca la sabiduría debe encontrar en su corazón la comprensión, el perdón, y el amor bajo todas las circunstancias. Es verdad: ¡condenar a un individuo es condenar la especie a la que ese individuo pertenece! En cualquier caso, el punto a tener en cuenta en el segundo refrán es bastante simple: es posible condenar la conducta de un individuo sin condenar al individuo como individuo. Esto es verdad aun cuando, como en el caso de asesinato, el individuo deba ser ejecutado debido a su comportamiento condenado.
En la medida en que el buscador crece, él entenderá que la condenación tiene muchas caras; y, sirve a muchos trabajos al mismo tiempo--a menudo los trabajos están en contraposición el uno con el otro; así, ésta [la condenación] puede ser un fenómeno más complejo de lo que piensa primero el buscador.
Para uno que no está buscando, es, de hecho, una materia simple--estos individuos buscarán primero satisfacer sus necesidades y deseos. ¡Si la condenación a otro es necesaria para lograr estas metas, entonces que así sea! La actitud parece decir, " La próxima vez, él habrá aprendido que no debe atravesarse en mi camino."
El buscador, por otro lado, está intentando subir por encima del nivel de conciencia exhibido por la mayoría de los individuos en la sociedad. Para él, es cuestión de intentar entender las fuerzas que compelen a cada individuo a actuar de la manera en que lo hace. Con esta comprensión viene el perdón y el amor. Aquél quién de verdad logra la comprensión, el perdón y el amor es incapaz de condenar a un individuo, aun cuando él deba condenar la conducta del individuo. Uno no necesita presenciar una ejecución con malicia en el corazón.
Aquél quién aún está intentando lograr el estado de amor puede condenar otros de maneras sutiles. Considerad el siguiente escenario: Alguien os cuenta un chiste que se burla de un cierto grupo racial. Le decís que no pensáis que el chiste es cómico debido a que es un prejuicio. Aunque estáis en vuestro derecho sentir de esta manera, decirle esto al individuo, si él no os preguntó específicamente por qué no os reísteis, es una forma de condenación. Es una condenación porque lleva el mensaje de que sentís que el individuo está actuando de una manera injusta, que sus morales no son lo que pensáis que deben ser.
Así, sólo porque un individuo dice la verdad eso no garantiza que sus palabras no herirán a otros, no juzgarán a otros o no condenarán a otros. De hecho, la verdad puede herir mucho más profundamente que las mentiras.
El buscador debe tener el cuidado en no usar nunca la verdad, que él ha encontrado, de una manera que estalle la ilusión del otro. En el escenario anterior, el individuo que dijo el chiste puede que ni siquiera comprenda que era prejuiciado. Confrontar a otro bruscamente con hechos que están suprimidos o evitados, producirá más a menudo una interacción negativa. El individuo a quien se le estalló su burbuja de ilusión probablemente nunca se sentirá libre de hablar de nuevo de una manera abierta con quién le estalló sus ilusiones.
Según las leyes de la comunicación, no importa lo que espera ganar el que habla, diciendo su verdad; sólo importa lo que está en la mente del oyente. Así, en el escenario anterior, si el Cuentista siente que él se ha sido juzgado por su público, el oyente, indiferente de sí ese juicio fuera intencional o no, entonces, el oyente tendrá que llevar el Karma de haber juzgado al Cuentista, aunque el juicio estuviese oculto en la declaración del oyente de que la historia no era cómica.
Por otro lado, si el Cuentista es lo suficientemente estable como para aceptar la verdad de su público, entonces él no siente que está siendo juzgado, y entonces, las palabras de verdad en las que se acusa al Cuentista de tener el prejuicio pueden ayudar a que el Cuentista crezca. Sin embargo, de nuevo, por las leyes de la comunicación, quien habla no tiene a menudo ninguna manera de saber de antemano cuál va a ser la reacción del oyente. Este es a menudo un caso donde las más buenas intenciones pueden llevar a quien habla camino al infierno, desde el punto de vista de la comunicación.
El estudiante debe intentar lograr un balance: él no quiere estallar la ilusión de otro y tampoco quiere animar al individuo a comportarse de una manera negativa.
Cuando el buscador ha crecido lo suficiente, él puede interactuar de una manera que enseñará, pero no ofenderá. Para la mayoría de nosotros, sin embargo, el silencio es a menudo el mejor curso de acción.
Recordad, cada hombre sólo puede juzgarse a sí mismo, puesto que cada individuo es único. Cada experiencia es un camino diferente hacia la sabiduría. Sin tener en cuenta las circunstancias, nunca adopte como suyo el enseñar otro a menos que ellos le pidan específicamente que lo haga.
Vuestras palabras son lo que delatará vuestras intenciones--podéis no tomar conscientemente el rol de maestro, aunque vuestras palabras pueden encajar en el patrón de enseñar a un estudiante. Tendréis que llevar la responsabilidad de haber forzado las enseñanzas en otro individuo, independientemente de sus intenciones.
Se ha dicho que aquello que veis en otros lo veis en vos. Esto nunca es más verdadero que cuando un individuo levanta su vista en un esfuerzo por condenar a otro. Todos somos un espejo hacia nosotros mismos, aunque la mayoría no percibe su propio reflejo.
Para la mayoría de las personas, es difícil ver más profundamente que en la superficie de su propia imagen cuando se están mirando en un espejo cuyo fondo es de plata --pocos pueden ver más allá de su agenda oculta; ¿aún más, cuánto más difícil es para ellos mirar su imagen en un espejo que no tiene fondo? Desde la más fea hasta la más bella de las personalidades; ¡desde los gestos complicados, a los sentimientos fuertes, a los patrones sesgados del pensamiento, y a los comportamientos actuales que podrían ser una fuerza para un prejuicio, uno tiene de hecho muchos espejos de que esconderse, cada uno de los otros miembros de su especie es su espejo--cuando todo esté dicho y hecho, vos, el individuo, seréis la humanidad!
Aún, hay aquí una paradoja. Esta viene en la forma de rasgos que uno puede ver en otros que ellos, de hecho, no tienen. Y, de hecho esto puede ser muy cierto. Sin embargo, para que tenga validez, uno debe levantarse por encima de las ilusiones de los demás. Está escrito: No podéis ver lo que está por encima de vos; podéis ver algunas cosas que están a la par con vos; y, podéis ver todas las cosas que están bajo de vos.
Por favor notad--la palabra operativa aquí es no-poder y poder. Simplemente porque podéis hacer o podéis ver algo, eso no significa que haréis algo, o que veréis algo. Todo esto está determinado por sus corrientes conductoras y su condición kármica global.
Aquellos que están en el proceso de dominar, o aquellos que justo han dominado un aspecto negativo particular de su personalidad humana, o una ilusión humana negativa, o una realidad negativa, tienen la habilidad de ver en otros lo que ellos no poseen dentro de ellos. De nuevo, ésta es una declaración calificada, en el sentido de que para tener el dominio, debéis haber dominado. Por consiguiente, sería más apropiado decir que el amo posee lo que él ve en otros, pero está incondicionalmente controlado por su yo superior; en tal grado que para todos los propósitos prácticos, no está allí.
Si podéis sentir honestamente que esto es verdad para vos, entonces habéis encontrado los principios del crecimiento. Sin embargo, una justa advertencia está en el orden de las cosas. La mayoría de las personas sienten que ellos tienen el dominio sobre sí mismos en relación con alguna forma o costumbre--pero a la mayoría de las personas les gusta engañarse a sí mismos.
Fue una vez escrito por un gran sabio que aquello que se reconoce en otros sólo se reconoce porque ya está dentro de mí. Estaba escrito que yo sólo veo en vos lo que yo temo que esté en mí. Estaba escrito que yo sólo veo en mí lo que yo deseo ver, esa verdad no juega parte alguna en las visiones de mí. Estaba escrito que para verme como yo soy de verdad, debo mirar en los ojos de mis enemigos, pero para verme como yo deseo ser, yo sólo necesito mirarme en los ojos de un amigo. Estaba escrito que condenar otro es buscar el camino más bajo hacia el futuro. Estaba escrito que condenar otro es, en el futuro, compartir esa condenación, en la medida en que somos uno. Yo os veo a vos porque yo soy vos.