#H02. El Cielo: Un lugar para descansar
(¿Realmente es un premio por ser bueno?)
El cielo es muchas cosas para muchas personas. Originalmente, la comunicación buscaba referirse a que el individuo, finalmente, había logrado un nivel de paz, un nivel en donde el individuo podría despreocuparse de los cuidados del mundo físico, un nivel en donde el individuo podría finalmente descansar mientras esperaba que el resto de su vida terminara; ellos podrían pasar el resto de sus días haciendo lo que quisieran, sin tener que atender a los asuntos del trabajo.
Entonces, la Religión entró en acción. El cielo se volvió una herramienta diseñada para premiar o castigar. Para el creyente eran los premios (donde el premio era el pago suficiente por haber obedecido al Dios de esa religión específica) mientras que el infiel entró al lugar del castigo (donde el castigo era el pago suficiente por no haber obedecido las enseñanzas de los líderes/ maestros de ese estilo de vida).
Como una parte de los premios, el creyente, después de cierta clase de vida, comprendía que su vida actual estaba terminando, y, no había arrepentimientos por dejar los asuntos de esa vida; ellos incluso veían los asuntos de la próxima experiencia [normalmente, el resto de la eternidad] dentro de las alegrías del amor y la presencia de Dios.
A través del tiempo, cuando las religiones principales fueron y vinieron, el cielo se volvió la etiqueta para el premio que el individuo alcanzaba después de una vida de buenos actos. Como por ejemplo, consideremos lo siguiente:
El Cielo es el awareness de acabar con el dolor.
El Cielo es el awareness de haber alcanzado el Nirvana, el gran Vacío.
El Cielo es el awareness de haberse aceptado uno mismo.
El Cielo es haber experimentado las acciones iniciales hacia el crecimiento.
El Cielo es, en términos cristianos, el estado de beatitud absoluta; un lugar que es gobernado por Dios, en donde los individuos reciben su merecido premio por haber vivido una vida justa y honorable.
El Cielo no es diferente al Valhalla Nórdico; un lugar donde el guerrero bueno puede batallar contra sus enemigos por toda la eternidad; un lugar en donde el premio no es el awareness de la presencia de vida, es la habilidad de continuar las batallas de por vida, eternamente.
Como dijimos antes, el Cielo es, de hecho, muchas cosas para muchas personas. Independientemente de las múltiples diferencias, la presencia de pensamientos de premio o castigo relacionados con el Cielo son herramientas muy poderosas que la religión ha aprendido a usar muy bien. En los principios de la Civilización Occidental, cuando las religiones del Oeste estaban surgiendo, la gran mayoría de las masas eran siervos pobres, incultos vasallos, vinculados, por nacimiento, a algún señor o barón de una región.
Parecía que sólo el rico y/o el Noble era lo suficientemente educado como para nunca saber del hambre. La muerte y/o el Dolor eran una visitante rural constante, aunque mal recibida. Si un hombre vivía hasta los treinta, para el estándar de la época, ya era un hombre viejo.
Para controlar a tales hombres no tenía ningún efecto prometerles la muerte o el dolor. La promesa de dolor tenía poco valor porque el dolor era un compañero constante que prometía escapar hacia la Muerte. La promesa de la Muerte era todavía menos eficaz--era una jornada anticipada hacia el escape.
Un día, alguien descubrió el razonamiento que se podría tener un mejor control sobre las personas si ellas creían que podían ser colocadas en una fosa de fuego; en donde se quemarían; en donde sentirían el dolor, pero no se morirían; en donde sufrirían para toda la eternidad en las manos de una legión de demonios [demonios que estaban bajo el mando de un amo, el diablo], aquellos que encontraban su justo castigo por los pecados de su vida [el pago por haber desobedecido al Señor, en el mejor de los casos, o porque ellos se habían atrevido a desobedecer las enseñanzas de La Iglesia (de quien muchos sacerdotes parecían vivir sólo por el poder que ellos obtenían sobre las personas; entre mayor el miedo, mayor el poder). De hecho, el cielo asumió un significado muy diferente.
Pocas personas saben que cuando la gente muere, va al cielo; ¡no exactamente el "santo", no sólo el hacedor de buenas obras, no sólo el manso, todos! Todos vamos al cielo. Los más avaros de los hombres van al cielo, los más viles van al cielo, los más malos de los hombres van al cielo. Hay sólo una manera de salir de este plano físico de la Tierra; y, esa manera es arriba; ¡y, arriba es el cielo! ¡No hay ninguna cosa abajo! La única diferencia entre el llamado Cielo y el llamado Infierno es qué tan lejos sube uno.
El cielo es simplemente un lugar a lo largo de la jornada de cada Hombre y cada Mujer. Aunque no hay un lugar específico llamado el Cielo, ni un lugar específico llamado el Infierno, hay un lugar indeterminado llamado un cielo. Este lugar describe con poco rigor el sitio a donde el espíritu va cuando deja el cuerpo físico. Es un lugar aparentemente ilimitado, que queda en un plano más alto de existencia.
De hecho, este lugar místico llamado "Cielo", no es tan místico como uno podría creer. Es meramente una extensión de la existencia aquí en la Tierra. Cualquier ilusión, cualquier realidad que el individuo ha tenido éxito tejiendo para sí mientras continúa en la Tierra física; Esa misma Ilusión, esa misma realidad es la que está esperando por él en su cielo. La única diferencia entre estar en la Tierra física y estar en el llamado cielo es una diferencia de frecuencia. Una vez el cuerpo se muere en esta Tierra física, el cuerpo beta (algunos se refieren a él como el alma o espíritu) se vuelve el nuevo cuerpo físico en un plano de frecuencia más alto, en donde la vida continúa donde quedó.
Sobra decirlo, hay muchas otras diferencias que se presentan; pero, éstas son diferencias que son un resultado directo de haber cruzado la barrera que separa lo que nosotros conocemos como la vida, de lo que nosotros conocemos como la muerte; pero no obstante, el lado de la muerte a través de la barrera, es esencialmente la misma existencia, la misma ilusión, la misma realidad, los mismos Acontecimientos A de la vida que experimentamos aquí, en el lado de la vida. La muerte no es el fin de nuestras ilusiones. Nosotros llevamos nuestras deudas kármicas con nosotros a través la barrera. El único verdadero fin es el cambio. Para terminar una experiencia no deseada, sólo necesitamos cambiar nuestros juegos respectivos, nuestras actitudes respectivas que gobiernan la experiencia que se recibe durante nuestros juegos en curso. Los informes de la euforia, habilidades Divinas, y amor Cósmico, que narran aquellos que han tenido experiencias cercanas-a-la-muerte, o aquellos que han logrado estados meditativos de conciencia más alta, son un resultado de mover la conciencia de un Universo muy obstructivo [aquí en la Tierra física] a un Universo menos obstructivo [un plano vibratorio más alto de la Experiencia Tierra]. Aunque el Universo en cuestión es el mismo en ambos casos, el grado de awareness entre los dos casos, con respecto a la conciencia, no lo es.
Cuando un individuo nace en la Tierra física, él o ella vino del cielo. Cuando ese mismo individuo muere, él o ella volverá a ese mismo estado; aunque, se habrán modificado las ilusiones dentro del estado de cielo; tal que, las nuevas ilusiones corresponderán a los logros del Karma.
Sin embargo, aquellos que han seguido una existencia "mala" en el plano de existencia de la Tierra sufrirán en el mismo grado, o más, en el próximo plano más alto de existencia--en y dentro de sus nuevas ilusiones de cielo. Para esas personas, el Cielo parecerá como el infierno; porque sus hechos malvados se les devolverán ahora a ellos, y realizarán su magia una vez más en ellos, con toda la fuerza. Nos recuerdan la ley que establece: Todo poder debe retornar a su fuente, trayendo con él todas sus deudas kármicas acumuladas.
La razón por la que esto puede pasar se explica por las tasas vibratorias de la frecuencia dentro del mismo espacio. Hay bandas de existencia sólo separadas por grados de frecuencias. Entre más se lleve una vida de amor aquí en la Tierra física, más alto vibrará la conciencia; y entonces, se le permitirá entrar en los planos más altos de frecuencia (un "cielo" en donde las ilusiones no están diseñadas para castigar, en donde las ilusiones no tienen que obligar al individuo a cambiar actitudes negativas). Entre más se lleve una vida de odio, más bajo vibrará la conciencia; y entonces, le impedirá la entrada en los planos más altos de frecuencia (el individuo tendrá que residir en y dentro de un Cielo cuyas ilusiones deben ayudar al hacedor de maldad a tener un cambio de corazón, permitiéndole a su Karma devolverle las mismas actitudes, los mismos comportamientos que causaron tanto dolor a otros; las ilusiones del Cielo deben reflejar la verdadera naturaleza del infierno que ellos infligieron en otros).
El "Cielo" y "Infierno" están dentro del mismo espacio; pero, ellos están separados por la diferencia en la razón vibratoria de la FuerzaMente del individuo. Esta diferencia, y sólo esta diferencia, segregará las ilusiones del Cielo del placer del amor [y así la ilusión de haber entrado en el Cielo] de las ilusiones del retorno del tormento del odio [y así, las ilusiones de haber entrado en el Infierno]. El hecho más interesante es que ambos conjuntos de la ilusión de cielo son de nuestra propia creación.
Está escrito que soy yo, yo mismo, quién ha escogido el cielo del futuro... por los pensamientos que han hecho necesarios los acontecimientos de mis actos. Está dicho que aquél que se enseña a sí mismo las altas costumbres no enseña verdades... Si la verdad fuera hablar realmente, lo que se enseña son sólo los deseos de satisfacción del ego en el altar de las emociones en que se basan. Está escrito que cada uno debe cosechar los frutos de sus propias labores... Si eso es verdad, entonces ¿por qué yo grito tanto cuando estoy pegado a mi propio karma... por qué yo soy tan desagradable conmigo mismo cuando soy forzado, no por mi propia elección, a mirar sobre los actos de mi pasado que delatan la venida de mis Ilusiones de Cielo?